Un Lugar para Ti

Poesía argentina: Rodolfo Fogwill

Tiempo de lectura: 3 minutos

Rodolfo Fogwill

(Quilmes, Argentina, 1941-2010)

 

 

Versiones sobre el mar 

 

El mismo mar nos pierde; nos encuentra y nos pierde. Tema de las olas: se arman, desobedecen, las crea el viento —¿su amor?— y se derrumban para volver a armarse con restos de olas anteriores, idénticas. Historia de amor: la planicie del mar, el viento que la oprime, y todo se levanta para perderse. Y todo tiende a disolverse contra una línea de aguas eternas y sol dilapidado llamada mar. Mar: abundancia de sinsentido humano. Alegorías: mostrar que desde un fondo de mar, marino, vendría la vida. Marina, salina, inmensidad de fuerzas paralizadas. Heráldica: mar inorgánico, mar vegetal, mar animado, mar que envejece en este cuadro. Y mar inmotivado con sus señales y sus sueños. Y mar inmóvil. ¿O no habría un culto de mar, marino..? ¿Con animales que se nutren de su ausencia abisal…? Nutriéndose de aplicaciones y explicaciones humanas: ¿algo se impregna con sabores humanos? Tus manos: ¿traen sabores de mar prohibidos para evocar la prohibición de amar a una materia que se descompone? Cuerpos y ondulaciones de esos cuerpos marcan su breve descomposición. Y sus formas anuncian nuestra leve recomposición. ¿Amar…? Si: y en ese mar perderse. Llamar perderse a un extravío: mar amarillo, mar amariconado, la mar. La amarga superficie que nos refleja y nos revela plegándose sobre sí, sobre nos. Nuestra pluralidad: en nuestra singularidad plural construimos el nombre mar y el mar para sumarnos a la menuda sociabilidad de sus playas: arena política y falso mar rozando la desnudez de nuestras pieles politizadas. Pieles politizadas, pechos maternos, ceños paternos, ojos policiales, brazos humanos, mano pesada: indispensable, histórica. Como los cuerpos: piesecillos pulidos por el canto de las arenas —roce social— cuerpos sumidos en algún sueño de perfección, sueños marinos, arena temporal, señuelos de una muerte por derivas solares, cierta y a espaldas siempre del mismo mito. Muñón marino, piel depilada, piel lubricada para la humillación solar, ¿y habría un culto de mar, solar? Hagiografías urbanas: pieles de bronce, sonar del bronce de las pasiones chicas y por la gloria. Fraternidad urbana: ¿humana o mera imitación de un mar igualitario y dependiente? El mar semeja, el mar conduce, el mar identifica, el mar es un Estado de la materia. Y el mar crece con la acumulación de poemas de mar. Pero jamás conocerás tu verdadero mar: lo que difiere de los usos humanos del mar. Ni agua es su solución salina. Solución final: el mar, sin tiempo, acumuló en sus aguas todo el naufragio del universo. Y el mar, sin ti, es el naufragio del universo. Y el mar, sin textos, sería la espuma de un instante. Mirá: el mar, ¿no era el reflejo de aquel sol entrevisto mientras las olas reventaban contra tu cuerpo atónito…? ¿tras los cristales de la espuma…? ¿bajo su manto azul verdoso que se tornaba espuma, ex agua…? Tu exigua escritura: ¿verías esa mirada o azul o verde, esa mirada falsa bajo el disfraz verdadero de las espumas…? Impresionante, che. Y oral: todo es ficticio en un poema sobre el poema. Y nada en el poema nada. Y en un poema nadas porque todo es oceánico en un poema de mar. ¡Si el mar es sólo intermitencia de los cultos humanos! Y los cultos… ¡Piden que el mar occidental sea el si de los hombres rendidos a sus orillas! ¡Pueblos en bajamar! ¡Patrias perdidas en lo oceánico, en el o-sea del sentido! Vayámonos, perdámonos así en este o-sea donde no hay mar ni nada: ni vos, ni mar, ni oleadas en tu cuerpo, ni ecos de vagas olas, ni obras que registraron navegaciones interiores, ni vientos que suplieron una apariencia de plenitud. Escuchemos:

 

hombre

marino

late

tu corazón

y en tu mar padeces el hundimiento de un sueño de intensidad

y en su mar pareces el nacimiento de un sueño de inmensidad

desanudemos:

hombre

marino

late

tu corazón

y en su pulso marino te suma y te sume en su mar

sumar:

una extensión inalcanzable

una invención inalcanzable

una intención inalcanzable

el hombre flota sobre sí mismo

flota sobre sí

flota

sobre

 

 

 

 

Esta selección del libro Partes del Todo (1990) fue realizada por la poeta y artista visual colombiana Amalia Moreno, autora de los libros de poesía Los 16 motivos del lobo (Cardumen, 2015) y Tal vez hoy sobre mañana (Pre-Textos, 2020).

 

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