Jony Albino Arenas Moreno
Nechí-Antioquia, 1991 – Medellín, 2017
La contraportada de Montaraz, su único poemario, editado por Zarigüeya, de Medellín, dice: “Jony era del monte. Creció entre montañas, a orillas del río Nechí, en el norte de Antioquia. Eran tiempos violentos y por eso sus versos están como heridos de muerte. No quiso prolongarse demasiado entre los vivos, tal vez sus versos sean menos efímeros”. Esperamos que así sea.
INVENTARIO
Doscientos cincuenta gramos de cabellera
Un lunar en la mejilla derecha
Una cicatriz en el labio superior.
Nueve dedos de manos huesudas
Una memoria resentida y minuciosa
Una conciencia parlanchina y pervertida
Siete amores fracasados
Ocho noches de sexo memorable
Tres amigos
Todos los huesos menos tres
Seis besos en ocho años
Un litro de lágrimas
Un amigo ahogado
Cuatro borracheras
Dos mordeduras de serpientes
Un padre para siempre altivo y guapo.
Siete cartas recibidas
Una noche de delirios
Quince años once meses y contando…
EN LAS MAÑANAS VOY A TRABAJAR
En las mañanas voy a trabajar.
De las casas de palma de los pobres
Sale humo de los fogones.
Los pobres van al trabajo,
Son tan tristes los pobres
Cuando son felices
Su felicidad
Es la euforia de caballos desbocados
Hacia el abismo.
No sé si odian el silencio
Cuando están en el monte
Hablan siempre.
Uno me dijo que si pasa
Más de cinco minutos sin hablar
Siente que el monte se lo traga.
¡Qué maravilloso! Pensé yo
Voy a menudo a solas
Paso horas y horas en silencio
A cada regreso siento que una parte de mí
Se ha quedado en el monte.
Sé que un día iré y
No tendré por qué volver por aquí.
TONADA PARA UNA DESPEDIDA
Toma mi mano que voy de salida.
Con esta mano te estoy diciendo adiós
Con esta mano que tiene un dedo de silencio.
De retorno al árbol voy
A colgar de sus ramas igual que fruto inútil
En busca de caer a sus raíces para hacerme savia
Ascender por su tronco hasta ser hoja, sombra
Para el bosque.
Pon tu caricia sobre este hueso
Que pronto será humo, ausencia, nada,
Ah, lo ignoras, pero hablas con un fantasma
Casi es madera la mano que tocas.
Me estoy yendo
He encontrado un atajo al silencio
Con pie desnudo doy ya los primeros pasos
tiemblo, tengo miedo, nada sé del silencio
como un niño hacia los brazos de la madre.
Te digo adiós con lo que aun queda de mí
Así, se caen a pedazos los árboles
Te veo desde el recuerdo y
Mi voz es la voz del que se ha ido.
Si ahora pusieras tu mano en mi pecho o tu
pecho en mi mano
mano y pecho, cuánta tierra tendrían que
salvar
pecho y mano, extraviarían los caminos
¡qué arduo es volver del silencio!
Toma el recuerdo de mi mano
estoy lejos ahora, te veo como quien cruza un
río y olvida
voy subiendo entre los árboles
mi lengua aprende el lenguaje de la hoja.
Selección de poemas realizada por el poeta Daniel Padilla Serrato (Contacto: bakudafi@gmail.com), del poemario Montaraz ( Zarigüeya, 2017).