Laura Andrea Garzón
(Bogotá, 1992)
Es profesional en estudios literarios, gestora cultural y autora del poemario Doméstico, que está siendo editado por La Pájara Pinta.
Este poemario explora la vida que hay en los diferentes espacios del hogar, materializa algunos escenarios en los que, quienes residen, se entregan a la intimidad de ser y de estar, luchan con sus propios sentimientos y tratan de comprenderlos. Así, en su transversalidad, Doméstico enlaza fuertemente experiencias relacionadas con la familia y el arte.
Aquí encontrarás tres poemas leídos por la autora. El primero es especial porque fue pensado originalmente con una segunda voz, la de su madre, así que podrás escucharlas a las dos en el poema 33-30.
33-30
no hablamos de quedarnos
nunca
hablamos de quedarnos
apenas de no estar a la intemperie
cómo crece el diente de león en los restos de tierra de los andenes
y nosotros
nos hace falta
tanto abrigo
tanto cuidado cuando
decimos que somos tan resistentes
¿cómo?
me hiciste venir y acomodarme
me dijiste “hazla tuya”
esta tierra que no es de nadie
me dejaste escoger la posición de los cuadros en las paredes
traer mis muebles
todo lo verdaderamente importante quedaba en otra parte
podía verlo
a través de esa ventanita de campo
acomodada a la fuerza en una casa de ciudad
me moví entre los cuartos sin poder dormir en ninguno
Traté
es malsano que llenes esta casa de materas, el aire adentro me marea
me dijiste
pero ningún jardinero puede ser nómada
no me dejaste
quemar un incienso
el aire de esta casa me marea
te parecía que este era un invernadero absurdo
mientras afuera no crecía nada
pero
¿cómo?
si siempre tengo que estar lista
para cuando digas
vamos a irnos
y en un abrir y cerrar de ojos dejar que todo también se vaya
penitencia
me gusta recorrer el borde del baldosín mientras me baño
me quedo bajo el agua con los ojos cerrados
y con el índice
dibujo
el nombre que no te di
es una premonición
hago el mismo movimiento
mientras
dejo que me lave
la repetición
mientras
dejo que me lave
tu rostro
¿cuál sería?
frente al espejo
empañado
mi rostro
me gusta pensar en la forma de las gotas que se escurren por la cortina plástica
en mi mente se disipa
todo lo demás
toda la sangre
queda solo una imagen fija
parece casi un cuerpo
la forma
en que las gotas que se juntan en la cortina
muevo con un pie el charco que se ha hecho
una imagen fija
me quedo un momento quieta con los ojos cerrados
espero a ver si así mi carne
se equivoca
y olvida
el nombre que no te di
aparece diluido
entre el mugre del piso
Balada (de)pendiente
A Nan Golding
1.
purga la tierra que pisamos
lame
el asfalto caliente que nos quemó la piel
recorre el hematoma
recorre la costra antes de que caiga
restituye
el daño que hemos hecho
al cuerpo en que cabe
poco más que otro día
2.
no podemos
seguimos rogando
uno más uno
más uno solo más
de los recorridos
ingrávidos
3.
quebramos
otra promesa de recuperación
para fingir salvar lo que no se cierra
4.
crema dental en mi índice derecho y
en tu dedo índice yo
líquida larga y dulce
en tu dedo índice el último contacto
repite la familiaridad de lo perdido
lame
la certeza árida de desconocernos
lame
la certeza de que no sabremos
de la piel nueva bajo la costra
no podremos jamás
purgar la cama en que no dormimos
5.
dame
una dosis más alta
los resultados jamás serán concluyentes
incapaces de decir lo que nos hicimos