Eiléan Ní Chuilleanáin
Irlanda, (1942)
Poeta, académica y traductora, fundadora de la revista Cyphers.
LAS PALABRAS COLISIONAN
Las palabras chocan
El escriba se resiste: No puedes ponerlo así,
no puedo escribir eso. Pero la cliente
es una mujer pequeña y dura de cuarenta años.
Ella insiste. Ella exige su carta
para abrirla entre ondulante seda plisada
y para los suaves lóbulos de sus orejas
donde hace alarde de esos finos hilos de plata.
Ella quiere contarle su sueño al único
que podrá registrar su desvarío. Cómo vio a sus hijos mintiendo,
cada uno vestido con sus temores más simples. Ellos refulgían,
la forma de sus frases esbozada en verde mar.
Entre estos amados exilios,
ella suspiraba feliz, como una cortina
iluminada y la gramática era otra, y la pared
exhibía un blanco puro en forma de ala de pájaro.
Pero cuando ella le susurra esto al escriba, este frunce el ceño
y ella ve que se ha equivocado, ha venido
a un lugar donde todos hablan un solo idioma:
se alza ante ella como la pared de un muelle
cubierta de maleza negra. Él dice:
No puedes poner esas palabras en tu carta.
Pesará demasiado, costará demasiado,
al cartero se le romperá la correa de su bolsa,
se le romperá la clavícula. Los puentes
ahora están en muy mal estado, con ese gran peso a cargar
estará destinado a tropezar. Él nunca lo logrará mientras viva.
THE WORDS COLLIDE
The scribe objects. You can’t put it like that,
I can’t write that. But the client
is a tough small woman forty years old.
She insists. She needs her letter
to open out full of pleated revolving silk
and the soft lobes of her ears
where she flaunts those thin silver wires.
She wants to tell her dream to the only one
who will get the drift. How she saw their children lying
every one dressed out in their simplest fears. They glowed,
the shape of their sentence outlined in sea green.
Among those beloved exiles
one sighed happy, as a curtain
lightened and the grammar changed, and the wall
showed pure white in the shape of a bird’s wing.
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But when she whispered it to the scribe he frowned
and she saw she had got it wrong, she had come
to a place where they all spoke the one language:
it rose up before her like a quay wall
draped in sable weeds. He said,
You can’t put those words into your letter.
It will weigh too heavy, it will cost too much,
it will break the strap of the postman’s bag,
it will crack his collarbone. The bridges
are all so bad now, with that weight to shift
he’s bound to stumble. He’ll never make it alive.
Selección y traducción realizadas por la poeta colombiana Clara Schoenborn, contacto: mares73@hotmail.com