Emanuele Martinuzzi
(Prato, Toscana, 1981).
Filósofo y poeta italiano. Graduado en filosofía en la Universidad de Florencia. Desde los doce años se ha dedicado a la poesía, y escribe críticas teatrales para Teatrionline – il Portale del Teatro Italiano. Poemarios publicados: L’oltre quotidiano – liriche d’amore (Carmignani ediciones, 2015), Di grazia cronica – elegie sul tempo (Carmignani ediciones, 2016); Spiragli (Ensemble, 2018) Storie incompiute (Porto Seguro, 2019), Notturna gloria (Robin ediciones, 2021), Dellidioma del sale (Nulla Die, 2022).
Galardonado con el Premio Nacional de Literatura Andronicus Tree, el Premio Internacional Literario y Artístico Giglio Blu de Florencia y el Premio del Poesía del Concurso Internacional de Literatura Ciudad de Pontremoli. Participó en el proyecto «Parole di pietra» donde uno de sus poemas fue tallado en pietra serena y publicado en exhibición permanente en el área de Sambuca Pistoiese junto con los de numerosos artistas. Curador del blog de poesía http://andthepoetry.blogspot.it/
Versión de los poemas al español es de María Del Castillo Sucerquia
Traductora, poeta, editora y agente literario colombianalacabramontes@outlook.com
Da una parte all’altra
Da una parte all’altra
dell’amnesia, gli alberi
in pellegrinaggio traducono
le proprie ombre incomprese
nel disgelo di un nome,
fatto adesso foglia.
Intimo ai crepacci
il ricordo, volto di tutti,
sfuma in geroglifici di attese.
De un lado a otro
De un lado a otro
de la amnesia, los peregrinos árboles
traducen sus sombras
incomprendidas
en el deshielo de un nombre,
ahora hoja.
Íntimo en las grietas
la memoria, el rostro de todos,
se desvanece en jeroglíficos de esperanza.
Del libro l’oltre quotidiano – liriche d’amore, Carmignani ediciones
Ogni notte
Ogni notte incide
un varco dentro noi,
passaggio per le stelle,
casa di ciò che non è
Nocturno
Cada noche
nos atraviesa,
un pasaje a través de las estrellas,
el hogar de lo que no es.
Del libro l’idioma del sale, Nulla Die ediciones
L’impeccabile
L’impeccabile
dialetto del fiore,
un viaggio.
Impecable
El impecable
dialecto de la flor:
un viaje.
Del libro spiragli, Ensemble ediciones
Non sapevano i miei occhi
Non sapevano i miei occhi d’esistere
fin quando in un giorno di sole,
all’ombra del tuo sorriso,
non si sono specchiati nei tuoi.
Le mie labbra erano petali secchi
fin quando su di loro
non si sono dischiuse le tue.
Il tempo si è dissolto in un sogno,
come il mio cuore nel tuo,
mentre i bagliori di una notte stellata
scandiscono i suoi battiti e le sue parole.
Abbracciati e cullati da dolci carezze
anche i silenzi, trascinati dai nostri respiri,
sussurrano frasi d’amore.
Mis ojos no sabían
Mis ojos no sabían que existían
hasta que, en un soleado día,
a la sombra de tu sonrisa,
se reflejaron en los tuyos.
Pétalos secos fueron mis labios
hasta que los tuyos
se abrieron sobre ellos.
El tiempo se disolvió en un sueño,
como mi corazón en el tuyo,
mientras los destellos de una noche estrellada
marcaron los latidos y las palabras.
Acunados y abrazados por dulces caricias
incluso los silencios, guiados por nuestras respiraciones,
susurran versos de amor.
Del libro l’oltre quotidiano – liriche d’amore, Carmignani ediciones
Te ne stavi
Te ne stavi inerme, come atterrita da una paura arcaica,
fredda, come arruffata da un vento morente, mimando catene.
Avevi socchiuso i tuoi occhi ad un buio contratto nella tristezza,
alla vertigine di un oblio, che sapeva di sangue, addii e libecci.
Nessuno poteva più distinguere se le tue mani, incancrenite negli
arcobaleni, stringessero lenzuola di cielo o sudari di speranza.
Al tuo corpo innocente si radicavano pregiudizi e macerie.
Non avevi più un’ombra sotto di te, ma gonfi silenzi.
C’era però un qualcosa sul tuo volto che resisteva al sonno eterno,
che voleva librare in fuoco disfacendo lineamenti di cenere.
E questo qualcosa aspettava soltanto che, anche un solo uomo,
sospirasse, ancora una volta, muto il tuo nome: libertà.
Fuiste tú
Quedaste indefenso, aterrorizado por un miedo arcaico, frío
como sacudido por un moribundo miedo, imitando cadenas.
Habías entrecerrado los ojos ante una contraída oscuridad, tanta
tristeza, el vértigo de un olvido, que olía a sangre y despedidas.
Nadie podía distinguir si tus manos, con gangrena en el arcoíris,
agarraban sábanas del cielo o mortajas de esperanza.
Los prejuicios y los escombros echaron raíces en tu cuerpo inocente.
Ya no había sombras debajo de ti, sólo hinchados silencios.
Pero algo en ese rostro tuyo resistía el sueño eterno,
ese que deseaba flotar en llamas, deshacer las cenizas.
Y este algo esperaba, que un solo hombre, suspirara
una vez más, tu nombre mudo: libertad.
Del libro di grazia cronica – elegie sul tempo, Carmignani ediciones