Un Lugar para Ti

Poesía y perspectiva de género II

Tiempo de lectura: 3 minutos

Sor Juana Inés De la Cruz 

(San Miguel Nepantla, 1648 – México, 1695)

 

Hombres necios que acusáis

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana;
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?

Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejáos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

 

 

Adela Zamudio 

(Cochabamba 1854 – 1928)

 

 

Nacer Hombre 

 

Cuánto trabajo ella pasa

por corregir la torpeza

de su esposo, y en la casa,

(Permitidme que me asombre).

Tan inepto como fatuo,

sigue él siendo la cabeza,

porque es hombre!

Si algunos versos escribe,

de alguno esos versos son,

que ella sólo los suscribe.

(Permitidme que me asombre).

Si ese alguno no es poeta,

por qué tal suposición

porque es hombre!

Una mujer superior

en elecciones no vota,

y vota el pillo peor.

(Permitidme que me asombre).

Con tal que aprenda a firmar

puede votar un idiota,

porque es hombre!

Él se abate y bebe o juega.

En un revés de la suerte:

ella sufre, lucha y ruega.

(Permitidme que me asombre).

Que a ella se llame el “ser débil”

y a él se le llame el “ser fuerte”.

Porque es hombre!

Ella debe perdonar

siéndole su esposo infiel;

pero él se puede vengar.

(Permitidme que me asombre).

En un caso semejante

hasta puede matar él,

porque es hombre!

Oh, mortal privilegiado,

que de perfecto y cabal

gozas seguro renombre!

En todo caso, para esto,

te ha bastado

nacer hombre.

 

 

Rocío Silva Santisteban

(Lima, 1963)

 

 

El hombre más pobre del mundo

 

El hombre más pobre del mundo

…es una mujer

peruana, africana, india,

quizás una mujer campesina

una mujer que fue violada por el primer marido

embarazada una y otra vez

explotada durante el embarazo

olvidada durante la lactancia y el parto

una mujer que cortó el cordón umbilical con sus propios dientes

que a los treinta se quedó sin marido sin caficho sin pelo

y después los hijos uno por uno

la olvidaron a la vera del camino

una mujer que murió y no fue enterrada

cuyo rastro se perdió sobre la arena

una mujer que ni siquiera es viento

una mujer de quien no queda huella

solo un eco

un eco sordo

un resentimiento negro sobre la tierra

 

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