Jorge Debravo
(Costa Rica, 1938-1967)
Nosotros los hombres
Vengo a buscarte, hermano, porque traigo el poema,
que es traer el mundo a las espaldas.
Soy como un perro que ruge a solas, ladra
a las fieras del odio y de la angustia,
echa a rodar la vida en mitad de la noche.
Traigo sueños, tristezas, alegrías, mansedumbres,
democracias quebrantadas como cántaros,
religiones mohosas hasta el alma,
rebeliones en germen echando lenguas de humo,
árboles que no tienen
suficientes resinas amorosas.
Estamos sin amor, hermano mío,
y esto es como estar ciegos en mitad de la tierra.
Traigo muertes para asustar a todos
los que juegan con muertes.
Vidas para alegrar a los mansos y tiernos,
esperanzas y uvas para los dolorosos.
Pero traigo ante todo un deseo violento de abrazar,
atronador y grande como tormenta oceánica.
Quiero hacer con los brazos un solo brazo dulce
que rodee la tierra.
Yo deseo que todo, que la vida sea nuestra como el agua
y el viento.
Que nadie tenga nunca más patria que el vecino.
Que nadie diga más la finca mía, el barco ….
sino la finca nuestra, de Nosotros los hombres.
Ricardo Pantoja
(Pasto, 1977)
La última pista de Dios
Tatik Carrión
(Chía, 1985)
Ciudad ciega
Estoy deshabitada como una ciudad
después de la guerra.
El invierno moja las paredes
donde hay leyendas borrosas
de revolución y afectos prohibidos.
Lo único que conservo
es el rumor de los enamorados
que ya no se besan
y la ausencia consentida
de las revelaciones.
Las calles que los vieron transitar
ya no preguntan por sus pasos.
Los chicos que corrían sin miedo
se mudaron una tarde de arreboles.
Soy una ciudad ciega en medio de la ruina.
Con los ojos hacia adentro
desbesándome,
te lanzo la primera piedra.
Lugar Poema es un lugar de resistencia. Todo aquello que se manifiesta desde la subjetividad más intrínseca nos interesa.
Desde hace cinco días, en sintonía con la movilización política y social que vive Colombia, cada día encontrarás Poemas para resistir.