Un Lugar para Ti

Narrativas autorreflexivas: Sonia Amaya Cárdenas

Tiempo de lectura: 3 minutos

Epístola viajera

 

 

Querida Shaggy

 

Te escribo esta breve nota desde la penumbra de mi habitación, hoy amanecí extrañando nuestras largas y armoniosas horas de charlas interminables sobre lo divino y lo humano. ¿Cómo estás?, quiero pensar que bien y que también estas desperezándote igual que yo. He escrito estas palabras en mi libreta y ahora las trascribo:

 

Mi viaje es una aventura discreta y de varios días. Algunos lentos, porque he decidido conocer el movimiento de la ciudad, para conocer un poco lo general, he tomado un citytour, con mapa para tomar notas, este día lo designé ‘LA UBICACIÓN’, es peculiar hacer actividades sin tu compañía, a la vez es divertido, el estrés es pensar que debo hacer todos los controles de salida y regreso. Estaba acostumbrada a desentenderme de todo, Tú tienes todo bajo control y la libertad de no pensar es maravillosa. Me elevo, me distraigo, me pierdo (¡esto no puede ser!) Estoy aquí.

 

La UBICACIÓN ha sido importante, por esta vez he dedicado tiempo a escoger: los museos, las iglesias, los lugares icónicos; esto lo he aprendido de ti, tus enseñanzas han dado fruto. Estos lugares me hablan de la ciudad y sus historias. He hablado con el señor del lobby, un gran personaje, me ha dicho, en los mapas que le compartimos encontrará lo que visitarían los turistas; si quiere conocer algo más a profundidad, te compartiré una lista de cosas y actividades propias de la vida de la ciudad para vivir la ciudad. ¿es seguro?, le pregunté y muy querido me ha dado las recomendaciones. Enseñanzas aprendidas contigo, preguntemos y apliquemos. Jajajajaja.

 

Anoche, estuve en un restaurante cerca, recomendado por el chico del lobby. Comida típica, ‘más caro volver’ dirías. La comida deliciosa, una especie de sopa, confieso que la miré con desconfianza, la probé por el borde y me dije que tendrá, jajajaja, la verdad cocinado los productos que la componen no se distinguen, el mesero se acercó y me pregunto: ¿todo bien señora?, lo miré y solo alce los hombros. Sí todo bien. Estoy descubriendo que contiene. El muy gentil mesero se disponía a contarme la descripción del plato y le dije en voz baja quiero descubrir que contiene, si es posible luego me lo describe. Gracias.

 

En fin, probé finalmente aquél potaje y volví a mirar la carta del menú, que había pedido que me la dejaran. En fin, tomé una foto y te la compartiré. Completé este caldo con una exquisita carne, sabes que soy peligrosamente carnívora jajaja, el postre ni te digo, diría lo más delicioso de la cena. Para hacer honor a la verdad. Me gocé la cena. Al final, hablé con el mesero y me explicó la sopita, con muchos ingredientes vegetales propios de la región y la estación. Un poco picosa le comenté, me dijo sí, el picante lo puede moderar cuanto se hace el pedido, si no le explicaron esto le ofrezco disculpas.

 

De camino al hotel, me fui pensando en este día. Creo haber entrado en modo gozo, tratar de aprovechar cada instante, tenerte presente, disfrutar las experiencias y como un secreto, interactuar con las personas lugareñas para aprender y disfrutar el viaje sin ti.

 

El siguiente paso fue observar los espacios recorridos, siempre uno descubre cositas curiosas, de camino al hotel había visto una pequeña ‘tienda’, entre compré los básicos para preparar unos bocadillos, agua y dulces para la caminata de este día. Te cuento que también hice una lista de chequeo, no estás y debo tener muchas cosas presentes.

 

Aplicando otro aprendizaje, acostarse muy tarde y levantarse muy temprano, para dormir tienes el regreso o la eternidad, difícil, pero sí muy válido. Deje todo organizado, para el siguiente día y aquí estoy aprovechando el despertar para ponerte al corriente.

 

Con todo mi cariño, Pía.

 

 

Sonia Amaya Cárdenas. Tolimense de nacimiento, acogida y residente en Bogotá por mucho tiempo, contadora de profesión, hoy dedicada a cultivar el buen vivir.

 

Ejercicio de escritura del taller Narrativas autoreflexivas, una escritura de lo cotidiano. Dirigido por Angélica González OteroEducación Continúa, Universidad Javeriana de Bogotá.

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